Recuperación integral postparto
El posparto es un periodo crucial en la vida de la mujer. Fisiológicamente, el cuerpo de la mujer necesita tiempo para recuperarse de los cambios físicos, hormonales y emocionales que ocurrieron durante el embarazo y el parto. Esto incluye la involución del útero, la recuperación de la fuerza muscular, la restauración del tono de la piel y la reparación de cualquier tejido dañado durante el parto.
Idealmente, la recuperación posparto debería comenzar poco después del parto, tras lo que comúnmente se conoce como la cuarentena (6 semanas si ha sido parto vaginal y 8 semanas si ha sido parto por cesárea) y una vez que la mujer haya sido evaluada por los profesionales sanitarios correspondientes: ginecólogo, matrona y fisioterapeuta especialista de suelo pélvico. Sin embargo, la duración de este proceso puede variar según diversos factores, como el tipo de parto, la salud en general de la mujer y cualquier complicación que haya surgido durante el embarazo o el parto.
La fisioterapia de suelo pélvico desempeña un papel fundamental en la recuperación posparto.
¿Qué incluye la recuperación integral del posparto?
- Valoración integral de suelo pélvico (historia clínica, exploración funcional de postura, diafragma, abdomen y suelo pélvico, con ecografía).
- Tratamiento de fisioterapia uroginecológica dependiendo de las necesidades de cada mamá (cicatrices, incontinencias, dolor, diástasis abdominal, …).
- Entrenamiento funcional postparto (método 5P, método TAD, GAH, pilates, etc…)
- Acompañamientos vía whatsapp, para que nunca estés sola. volver ↑
Desgarro/episiotomía
Durante el proceso del expulsivo se pueden producir traumatismos perineales de manera natural, más conocidos, como desgarros. Estas lesiones son laceraciones en el área del periné, ya sea en la piel de la vulva, los músculos perineales y/o las mucosas. Son comunes durante el parto vaginal, ya que el periné puede estirarse y tensarse, significativamente, durante el proceso de expulsivo y pueden variar en gravedad y extensión:
- Desgarros de primer grado, afectan solo a la piel del periné y/o la mucosa vaginal. Generalmente, no requieren reparación quirúrgica.
- Desgarros de segundo grado, se extienden desde la piel hasta los músculos del periné, excepto el esfínter anal. A menudo requiere sutura después del parto.
- Desgarros de tercer grado, afectan la piel, los músculos del periné y el esfínter anal, músculo de la continencia fecal o de gases. A menudo requieren reparación quirúrgica.
- Desgarros de cuarto grado, son los más graves e involucran la piel, los músculos del periné, el esfínter anal (externo e interno) y su mucosa. También requieren reparación quirúrgica.
Este tipo de herida no siempre tiene que producirse, ya que a veces, puede quedar el periné intacto tras el parto. A pesar de que no hay nada concreto que podamos hacer para evitar un desgarro, existen algunas estrategias que pueden ayudar a reducir las posibilidades de sufrirlo:
- Masaje perineal (al pinchar que nos lleve al masaje perineal), para preparar los tejidos previamente lo que puede reducir las posibilidades de sufrir traumatismo perineales severos (desgarro grado III y IV).
- El peso del bebé.
- Control del ritmo del parto, es decir, permitir que el cuerpo se adapte naturalmente al proceso del parto, permitiendo que los tejidos se estiren de manera gradual.
- Posiciones durante el parto que favorezcan la gravedad. Algunas posiciones de parto, como estar en cuclillas, de rodillas o de lado, pueden ayudar a reducir la presión durante el parto.
- La velocidad de la salida de la cabeza del bebe. Una salida lenta de la cabeza del bebe permitirá que los tejidos se vayan adaptando al estiramiento y tensión gradualmente a su paso.
Por su parte, la episiotomía es un procedimiento quirúrgico en el que se realiza un corte controlado en el periné, con la finalidad de ampliar el canal del parto, cuando se considera que existe una situación de emergencia con riesgo para el bebé. Por tanto, no influye en su indicación la elasticidad del tejido del periné.
La recuperación de un desgarro perineal es mejor que la de una episiotomía y sus consecuencias menores, dado que es un tejido que está diseñado para la distensión. Los riesgos de una episiotomía son:
- Aumento de tener un desgarro grado III o IV
- Mayor dolor en el postparto
- Dolor en las relaciones sexuales
- Mayor afectación en la musculatura del suelo pélvico (ya que el corte no sigue las líneas naturales del cuerpo) volver ↑
Cesárea
La cesárea es una cirugía mayor abdominal y, además, un parto mediante el cual se realiza la extracción del bebé a través de una incisión abdominal, que afecta a varias capas de tejido, cuando el parto vaginal no es posible o seguro para la mamá o el bebé. El parto puede acabar siendo por cesárea planificada (electiva) o de emergencia, por diversas razones:
- Feto en situación transversa, podálica o de nalgas.
- Fracaso de inducción
- Sufrimiento fetal
- Desproporción cefalopélvica
- Placenta previa
- Desprendimiento de placenta
- Prolapso de cordón
- Distocias de dilatación
Pero no debemos olvidar que la cicatriz de la cesárea va mucho más allá de la incisión que vemos en la piel. Se abren 7 capas de tejido que afectan al funcionamiento adecuado de la pared abdominal y, como toda cirugía, requiere de una rehabilitación y recuperación adecuada, no solo a nivel externo (estético), sino también a nivel interno.
Es importante trabajar con un fisioterapeuta especializado en el cuidado de la mujer y la salud del suelo pélvico, para desarrollar un plan de tratamiento individualizado que aborde las necesidades específicas de cada paciente, después de una cesárea y, evitar así, futuras complicaciones como son:
- Dolor constante en la zona de la cicatriz y alrededores
- Hipersensibilidad al tacto
- Tensión en el abdomen
- Hundimiento de la cicatriz (adherencias)
- Dolores o molestias en las relaciones sexuales volver ↑
Diástasis abdomina
La diástasis abdominal no solo es un problema estético donde los músculos rectos del abdomen (la famosa tableta de chocolate) se separan de su línea media, creando una separación entre ellos y dando lugar a un abdomen prominente y un ombligo extraño, sino un problema funcional que puede comprometer dolores lumbares, problemas digestivos, incontinencia urinaria, prolapsos, etc.
Es importante destacar que esta separación no es exclusiva de mujeres embarazadas. También puede ocurrir debido a un aumento repentino de peso o como resultado de una mala técnica en la realización de determinados tipos de ejercicios. Por lo tanto, es fundamental consultar a un fisioterapeuta especializado para recibir una evaluación completa de cómo se activa la zona y diseñar un plan de tratamiento personalizado, enfocado en lo que realmente necesites trabajar, incluyendo también, tu postura, tu actividad diaria y el deporte. volver ↑